No vamos a entrar en detalles sobre las normas
y legislaciones, pero, si es necesario reflexionar sobre la importancia de proteger
nuestros monumentos arqueológicos e históricos y sobre todo su entorno.
El impacto visual es un tema que va tomando
cada vez más importancia en el Perú... lamentablemente nuestras autoridades
siempre son las últimas en enterarse y sobre todo en época electoral cuando
creen haber “descubierto la pólvora”…
Partamos de la premisa que los espacios patrimoniales no se
circunscriben al monumento mismo, sino que se encuentran también en la relación
de estos con su entorno urbano inmediato y viceversa. Basta con echar
una mirada por algunas huacas en Lima y percatarnos que esta relación siempre
es en un solo sentido en desmedro de nuestros monumentos.
Según un artículo publicado el pasado martes 26
de agosto, la UNESCO,
órgano de las Naciones Unidas encargado entre otras cosas de difundir y
promover la diversidad cultural y el patrimonio mundial, inscribió a varias zonas
históricas de Estambul en Turquía, en la lista de patrimonio mundial en peligro,
debido a la construcción de tres edificios de más de 25 pisos que generan un
impacto visual negativo sobre tres monumentos de la ciudad. A raíz de este exhorto
el gobierno de Turquía ordenó la demolición de dichos edificios.
Este hecho sienta un precedente importante y
pone sobre el tapete temas como la voluntad política y la toma de decisiones consecuente
con una política cultural real. El caso de Mateo Salado, si bien no es igual,
genera elementos de discusión sobre el mismo asunto.
El caso de Mateo Salado en un caso especial si
consideramos dos cosas: 1) que es el conjunto de pirámides más grande de Lima y;
2) que cuenta además con una de las pirámides más grandes del Perú; las personas
que visitaron este complejo arqueológico y hayan podido subir al mirador
panorámico de la Pirámide A entenderán nuestro punto. En los veranos y días
soleados, sin la neblina característica de nuestra capital, es posible ver toda
la ciudad y sus edificios en un rango de visión de 360°; hacia el Norte es
posible ver los cerros de independencia, San Martín y Los Olivos; hacia el Este
podemos apreciar el cerro San Cristóbal y su cruz representativa, también los
cerro de Ate y La Molina; hacia el Sur es posible ver el cerro Marcavilca de
Chorrillos, también conocido como el Morro Solar; y hacia el Oeste se puede ver
La Punta y la imponente silueta de la isla San Lorenzo, sin mencionar los increíbles
atardeceres y puestas de sol.
Apelando a la imaginación del lector intentemos
situarnos hace más de 800 años allí mismo y ver de nuevo, ahora el verde de los
campos de cultivo, grandes edificios de barro a lo lejos, grandiosos canales,
acequias y caminos, bosques frondosos y el horizonte casi interminable del valle,
y de noche el movimiento de los astros. Y es que Lima fue así, ha cambiado, el
paisaje rural se transformó en paisaje urbano, pero las huacas siguen allí,
Mateo Salado en un relicto de ruralidad en pleno centro de Lima. ¿porque no
armonizar la ciudad con ellas?
En el mes de Agosto del año pasado se puso de
relieve a través de una serie de noticias acerca del atentado contra El
Complejo Arqueológico Mateo Salado Perú21, Ministerio de Cultura, Diario16, El Comercio, Espacio360, La República, La Primera, rpp, Salvemos Las Huacas, América Noticias, Radio San Borja, Marina Ramos Chambi, Controversiarte, La Mula, Peru.com, Agencia de prensa Lima Norte, etc. La
empresa inmobiliaria CIUDARIS, inició la construcción de un edificio de 20
pisos (56 metros de altura) que afectaba los trabajos de investigación en la pirámide E ubicado justo en frente de la obra, o mejor dicho la obra en frente
de la huaca, que estaba ahí desde casi 8 siglos antes. Además según la opinión
de algunos especialistas se corría el peligro de afectar seriamente el paisaje
del entorno, y para colmo entorpecer la vista desde el mirador de la parte alta
de la pirámide A, que con sus cerca de 20 metros de altura, iba a sufrir un
impacto visual irreparable.
Por supuesto que, cuando se trata de patrimonio siempre se pierde, la
obra apenas paralizada por semanas volvió a iniciarse, esta vez a pasos
agigantados, para evitar que alguien se le ocurriera paralizarla nuevamente.
Pues ocurrió lo que se previó y que muchos tomaron
como algo sin importancia. La imagen de la izquierda (1) es una fotografía
tomada en octubre del 2013 en donde se aprecia la obra de CIUDARIS ya avanzada
y con proyección de seguir creciendo aún más. En contraste, la imagen de la
derecha (2) es una imagen retocada en donde se borró el edificio para mostrar
de manera práctica a lo que nos referimos con impacto visual negativo. Es
obvio que el horizonte del monumento y la armonía del paisaje son afectados
irreparablemente.
Por supuesto no decimos ni creemos que todo construir
sea negativo pero lamentablemente no se utilizan ni el criterio y a veces ni la
inteligencia y menos el ingenio para ello. Alrededor del Complejo Arqueológico
Mateo Salado existen otros edificios con una altura entre 8 y 10 pisos, que si
bien pueda ser coincidencia, no afectan del mismo modo el paisaje porque no
sobrepasan el horizonte del monumento. La monumentalidad de Mateo Salado y de
las huacas de Lima, deben ser preservadas como tal, como lo han sido por cientos
de años.
Las pirámides de Mateo Salado no tuvieron el
apoyo de UNESCO, sin embargo hemos podido visibilizar a muchos limeños y
organizaciones expresando su malestar lo que nos motiva a creer que si existe
esperanza de cambiar y evitar que cosas así sean vistas como irrelevantes y
esta vez les demos la importancia correcta.
Los espacios patrimoniales son de todos y a
todos nos corresponde hacer que perduren, para el disfrute nuestro, de nuestros
hijos y de las futuras generaciones.
Que estos hechos nos sirvan para reflexionar sobre diversos temas
intrínsecos como la planificación urbana y los espacios patrimoniales, el boom inmobiliario
intransigente, las políticas culturales sin voluntad institucional, cemento
como pilar de desarrollo, el turismo devorador de riquezas, la inversión
privada como excusa, la corrupción como mal general, ciudad y comunidad, y
sobre todo ¿cuál es el papel que me toca a mí en todo esto?
Alberto L. Tapia Méndez (PLO)
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