miércoles, 12 de agosto de 2020

LA EDUCACIÓN PATRIMONIAL EN EL PERÚ, A PARTIR DE NUESTRAS VIVENCIAS

La educación patrimonial la entendemos como un campo de la educación que se ocupa de la enseñanza del patrimonio en todos sus ámbitos, desde su naturaleza y sus características, hasta su apropiación, incluso como convivir con éste, reconociéndolo como parte de nuestro presente y cotidianidad. Aunque actividades afines svenían desarrollando en varios lugares del mundo desde los años 60´s y 70´s, como Europa y Estados Unidos (Contreras: 2014), e incluso en Inglaterra se hablaba de "Heritage Education", no fue hasta fines del siglo pasado e inicios del presente que se hace más frecuente el uso de dicha denominación (Horta, 1999; Alvarez, 2001; Fontal, 2003).

En nuestro país desde los años 30´s tenemos la emblemática figura de Tello explicando la importancia de nuestros sitios arqueológicos, así como a Rebeca Carrión Cachot, Arturo Jimenez Borja y Julio Mejía Xesspe, entre otros, y para 1973 surge IDEAS una de las primeras asociaciones civiles que realizó un trabajo sistemático de difusión del patrimonio cultural limeño (IDEAS, 2005). Años después, en 1987 se darán los primeros talleres de arqueología para niños en Huaca Pucllana, en 1999-2000 los talleres para niños en Huaca Melgarejo y para el 2001 la División de Arqueología del Parque de las Leyendas (PATPAL) inaugura su primer circuito educativo "Huaca Cruz Blanca. Una Historia para Conservar"; en aquel entonces se hablaba de Arqueología Aplicada o Arqueología Aplicada a la Educación Social

   
A la izquierda, portada del libro "Una Mirada Andina de Lima (IDEAS, 2005), 
y a la derecha noticia sobre los Talleres en Huaca Melgarejo (SHARUKO, Año 2, N° 2, 2000)

Noticia sobre los Talleres en Huaca Pucllana (La República, 16.01.2001)


Tríptico del circuito "Huaca Cruz Blanca" (PATPAL, 2001)

El PATPAL desde entonces comenzó a desarrollar sistemáticamente el Programa Escolar "Pequeños Arqueólogos", como un complemento de la educación formal -que se recibe en las aulas- dirigido a los colegios (Cornejo, 2004), en el cual tuvimos oportunidad de participar como docente y en la elaboración de material educativo para niños de inicial a 3ro de primaria (Luján, 2005). Recuerdo percibir de forma más directa como iba cambiando la forma en que se enseñaba la historia de nuestra ciudad, e incluso haber encontrado gratamente que en el diseño curricular de primaria 2005 se contemplaba como contenido transversal en lo que respecta a seguridad ciudadana y defensa nacional que desde inicial y primaria se debía contribuir a la afirmación de la identidad nacional y a la formación de un compromiso para valorar, conservar y defender  el legado histórico, el patrimonio territorial y cultural[1], lo cual me pareció un gran avance en la forma como se nos enseñaba nuestra ciudad. Perspectiva que no gozamos muchos de mi generación.

       
Información sobre los programas escolares de la División de Arqueología PATPAL 
(BOLETÍN del Museo de Sitio "Ernst W. Middendorf" N° 1 y N° 3)

Sobre lo que podríamos considerar la educación patrimonial limeña en los 80´s y 90´s, quisiera compartir mi experiencia escolar (que refleja a la mayoría de mi generación), en como nos enseñaron a conocer la ciudad y como la descubrimos después.

Crecí y curse la primaria en Breña, en la Institución Educativa N° 1017 "Señor de Los Milagros". Siento que tuve una educación primaria de calidad a pesar de la reputación del distrito en los 80´s. A mi colegio llegaban muchos programas pilotos y apoyos sociales de todo tipo y desde siempre se nos inculcaba el patriotismo, el amor a Dios, a la familia y durante los recreos nos ponían música peruana e incluso rock en español. Pero eran tiempos en los que no se le daba mucha importancia a los sitios arqueológicos o "huacas" de la ciudad, en buena cuenta por desconocimiento. Y a pesar de que la posta y la iglesia a la que asistía estaban a un par de cuadras del Complejo Arqueológico Mateo Salado nunca escuche nada sobre éste, a excepción de las advertencias de los peligros que habían al acercarse. Ya de adulta, conversando con mis antiguos compañeritos me contaban que ellos sí la conocían, que jugaban y se perdían entre los montículos de tierra.

Corrían los años 90´s y mi secundaría prosiguió en Pueblo Libre, en la I.E. Elvira García y García, y por mucho que me esfuerzo en recordar tampoco escuché a mis profesores hablar acerca del patrimonio cultural local. Solo tengo tres recuerdos muy puntuales al respecto, ya casi para los últimos años de secundaria: 1) Una visita de fin de año a Pachacamac; 2) la visita del Señor de Sipán a mi colegio; y 3) la que más me marcó, una charla en mi salón que hicieron un grupo de jóvenes acerca de la historia de Lima, donde nos explicaron con rotafolios desde la formación geológica del suelo limeño hasta la importancia del centro histórico. Fueron pocos minutos pero el entusiasmo de los jóvenes, su forma de explicar y las imágenes, ordenaron muchas ideas sueltas en mi cabeza. Para mi sorpresa, al final de la jornada hicieron unas preguntas y regalaron un librito titulado “Jornadas de Lima”. Estuve tan atenta que pude responderlas obteniendo como premio el referido texto, el cual releí tantas veces hasta comprender mejor cada palabra. Donde sea que estén esos jóvenes les agradezco mucho por el esfuerzo ya que marcaron mi forma de ver la ciudad.

Mi ejemplar de "Jornadas de Lima" de inicios de los 90´s.

Dicho todo esto, siento que fui ligeramente afortunada al haber tenido al menos estas experiencias, siendo que pertenecí a las ultimas generaciones que muy poco se les explicó acerca la historia de nuestro entorno más inmediato, tanto por las escasas investigaciones que sobre el particular habían como por los enfoques mismos que tenia la educación en esos tiempos. A medida que crecemos percibimos mejor la calidad de la educación que hemos recibido y cuanto nos han servido los conocimientos que nos fueron impartidos por tantos años en las aulas. En nuestro país, los dieciséis años que transitamos por inicial, primaria y secundaría son conocidos como educación básica regular (EBR)[2] y, aunque la utilidad de la mayoría de conocimientos que recibimos no siempre es inmediata, está orientada a servir como base para comprender otros temas en el transcurso de nuestras vidas. 

Así, vemos que la educación también es dinámica, cambia y se acondiciona a los nuevos tiempos a partir de los enfoques educativos y sugerencias de los profesionales que intervienen en la elaboración de los currículos nacionales. La población percibe estos cambios en la cantidad y denominaciones de los cursos, los temas que se abordan, la forma de calificación, por mencionar los más evidentes. Por ello, muchos de los que hoy son padres y bordean los 40 años deben notar una marcada diferencia con la educación que ahora reciben sus hijos, mientras nosotros llevábamos cursos por materias y nos calificaban hasta 20, hoy la educación es por competencias y la calificación es con letras, haciendo referencia  al proceso de aprendizaje.

Precisamente, abocados al mundo de la educación patrimonial nos sumergimos en nuestro marco legal educativo (constitución, ley general de educación y currículo nacional 2016), esperando encontrar avances en esta temática dada la abundante riqueza cultural y natural con la que convivimos diariamente en cualquier parte del país, sin embargo encontramos una total ausencia de los temas patrimoniales.  Según nuestra Constitución la educación busca el desarrollo integral de la persona humana[3], encontrándose entre sus fines el formar personas capaces de lograr su realización ética, intelectual, artística, cultural, afectiva, física, espiritual y religiosa, promoviendo la formación y consolidación de su identidad y autoestima y su integración adecuada y critica a la sociedad para el ejercicio de su ciudadanía en armonía con su entorno[4]

En cuanto al Currículo Nacional, encontramos que: de once (11) características para el perfil del egreso solo una hace mención a que el estudiante se reconozca como persona valiosa y se identifique con su cultura en diferentes contextos[5]; de las treinta y un (31) competencias que se desarrollan solo la 17 indica que el estudiante sea capaz de construir interpretaciones históricasdonde sustente una posición critica sobre hechos y procesos históricos que ayuden a comprender el presente y sus desafíos, articulando el uso de distintas fuentes; la comprensión de los cambios temporales y la explicación de causas y consecuencias de estos, teniendo para ello que desarrollar tres capacidades: interpretar fuentes históricas, comprender el tiempo histórico y elaborar explicaciones sobre tiempos históricos[6]; y de siete (7) enfoques transversales (de derechos, inclusivo, intercultural, de igualdad de genero, ambiental, orientación del bien común y búsqueda de excelencia) ninguno contempla el ámbito patrimonial. 

Al respecto, coincidimos en la necesidad vital de una compresión espacial y temporal en la historia, lejos de un acumulado memorista de datos, pero hemos de llamar la atención sobre la ausencia total de enunciados específicos que aborden la enseñanza y el respeto por el patrimonio, en un país como el nuestro donde el abundante patrimonio cultural y natural rebasa la capacidad del Estado para protegerlo y gestionarlo, toca formar una población más consciente y respetuosa del mismo. Por tal motivo creemos que debería considerarse como un octavo enfoque transversal la educación patrimonial, y una competencia complementaria a la 17, teniendo como objetivo "que el estudiante sea capaz de respetar y valorar los bienes patrimoniales de la nación". 

En la practica entonces, la educación patrimonial sigue estando en manos de la educación no formal, es decir aquella que recibimos en museos, programas culturales y por diversas asociaciones civiles patrimonialistas que desde el siglo pasado notaron esta necesidad. Así mismo, no hay nada más didáctico que iniciar la comprensión de la historia nacional por el conocimiento de la historia y cultura local, entendida como la que se desarrolló en el espacio que ahora mismo ocupamos de la cual son resultado todas las evidencias arqueológicas e históricas que encontramos al lado de nuestras casas.

En el caso específico de Lima, según nuestra propia experiencia, la enseñanza de la historia ha cambiado vertiginosamente en los últimos veinte años, desde que dos importantes documentos impulsaron la atención sobre el pasado prehispánico de nuestra ciudad: “Lima Prehispánica” del arquitecto Santiago Agurto Calvo (1984) y el “Inventario de Monumentos Arqueológicos del Perú. Lima Metropolitana” del arqueólogo Rogger Ravines (1985). Ambos publicados en la gestión de Alfonso Barrantes Lingán como un esfuerzo de la Municipalidad de Lima en homenaje al 450° aniversario de la fundación española de Lima. Desde entonces nada volvió a ser igual, y aunque lento, estos textos sirvieron de inspiración a muchos de nosotros, y lo siguen haciendo.

A inicios del siglo XXI, fuimos testigos de la destrucción de Huaca Aznapuquio, desde la ventana del bus que nos llevaba a la universidad, pero conocí recién la importancia de estos temas cursando los cinco años de educación superior y los aprendí a querer y respetar tras dejar sangre, sudor y lagrimas en cada excavación arqueológica. Estamos convencidos que conocer, comprender, valorar y apropiarse del patrimonio es un proceso que tiene su propio ritmo en cada persona, y por ende debe ser un proceso sostenido donde prime la orientación e interpretación constante, para hacer comprensible esta información a los diferentes grupos de población.

Cuando en el 2005 realizamos nuestras primeras visitas guiadas a niños de primaria a los sitios arqueológicos de Los Olivos fue una experiencia absolutamente novedosa y desafiante para nosotros, porque -si bien veníamos teniendo una enriquecedora experiencia en los circuitos educativos del PATPAL- los recorridos aquí tenían que ser por las huacas olivenses que se encontraban absolutamente abandonas, donde literalmente solo se veía tierra, y así las percibían los niños, vecinos y autoridades. Desde entonces, e inspirados por nuestra experiencia personal, notamos la necesidad de acercar a los más pequeños a su patrimonio cultural locasin importar la condición de conservación ni sus dimensiones ya que su importancia no radica en ello, por el contrario, sirve como ejercicio para elaborar estrategias de interpretación y brindarles conocimientos básicos y sencillos que motiven su imaginación y reflexión. Esto sumado a los resultados de nuestras primeras investigaciones sobre la población olivense y su patrimonio arqueológico nos marcaron el camino a seguir para nuestra labor educativa patrimonial.

Visita a Huaca Pro con los niños de 3ro de primaria de la I.E. Buen Pastor.

Así nace nuestro Programa Educativo y de Promoción Cultural "Conociendo Nuestro Patrimonio", con el objetivo de difundir en la población olivense el patrimonio arqueológico e histórico de nuestro distrito, intentando contribuir a una población mejor informada que respete sus espacios patrimoniales. La versión de este programa para los más pequeños la hemos denominado Conociendo los Tesoros de Mi Ciudad”, donde buscamos incorporar y/o reforzar en el imaginario de los niños la existencia de La Huaca y El Museo como importantes espacios de nuestra localidad, de nuestra ciudad, donde se albergan y guardan bienes valiosos para la historia y memoria de nuestro país. Desde aquí queremos contribuir a sentar las bases del conocimiento de nuestro patrimonio cultural locae inspirar a los más pequeños como otros esfuerzos anónimos nos inspiraron a nosotros.

Actividades online "Cuida Tu Huaca" para niños de educación primaria.

Finalmente, todos podemos contribuir a la educación patrimonial compartiendo el conocimiento que venimos adquiriendo sobre el particular y haciéndolos temas de conversación cotidiano, especialmente si vivimos cerca de una huaca o monumento histórico. No permitamos que nuestros niños crezcan ignorando su legado teniendo a mano todas las facilidades que la tecnología nos brinda y que no tuvimos nosotros en nuestra niñez.  Hoy encontramos diversos programas televisivos y material virtual, de muy buena calidad, que nos ayudan a conocer y descubrir nuestra ciudad en sus diferentes facetas, algunos de nuestros favoritos son sin duda "A la Vuelta de la Esquina" con Gonzalo Torres, "Sucedió en el Perú" con Norma Martinez y "Museos Puertas Abiertas" con el recordado Luis Repetto. Les dejamos los enlaces a excelentes programas que nos ayudan a descubrir nuestros distritos, nuestra capital, nuestro Perú.

Karen M. Luján Neyra (“Cuida Tu Huaca PLO)

 [1] 2005 MINEDU "Diseño Curricular Nacional de la Educación Básica Regular"
 [2] 2016 MINEDU "Currículo Nacional de Educación Básica", página   
 [3] 1993 "Constitución Política del Perú", Artículo 13
 [4] 2003 "Ley General de Educación" Ley N° 28044, Fines
 [5] 2016 MINEDU. Documento citado, página 14 y 16
 [6] Ibíd. página 109


Si usted desea agregar información de interés no dude en contactarse con nosotros a nuestro correo electrónico: cuidatuhuaca.plo@gmail.com

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