lunes, 13 de julio de 2020

LA VICTORIA, SUS HUACAS Y SU GENTE (I)

La Victoria es un distrito con una gran historia que contar. Además de albergar casonas, murallas y calles muy antiguas de origen virreinal y republicanas, también tiene un pasado prehispánico muy interesante pero a la vez poco conocido cuando hablamos de Lima milenaria.

En la actualidad dentro de la jurisdicción del distrito victoriano podemos encontrar sitios arqueológicos a las que llamamos comúnmente “huacas” con arquitectura visible en superficie, es decir que podemos ver sus muros o las cabeceras de los muros que formaron los recintos o cuartos de esos antiguos edificios. Estos edificios por lo general fueron construidos con barro y piedras, y más específicamente con muros de barro los cuales fueron elaborados con una técnica llamada tapial, tapiado o simplemente tapia, que consistía en grandes cajones de madera o caña los cuales eran rellenados con barro y piedras y luego apisonadas para darle consistencia y forma.

Y es que a pesar del crecimiento acelerado del distrito desde la década de los años 40 hasta su consolidación urbana en la década de los años 70, tenemos la suerte de conservar tres huacas, cada una de ellas importantes como vestigio y prueba de ese pasado milenario. Sin embargo muchos fueron demolidos en la época colonial y otros tan recientemente como la década de los años 80.

Como victorianos y limeños es nuestra responsabilidad conocerlas y velar por ellas, pero sobre todo hacer recordar a las autoridades locales que son ellos los primeros responsables, aunque no los únicos, de protegerlos; y es que solo basta echar una mirada a la Ley Orgánica de Municipalidades para enterarnos que es así.

En ese sentido en esta brevísima nota queremos dar a conocer un poco acerca de nuestras huacas victorianas contribuyendo con el ¿cómo se llaman, cuáles son y dónde están?, para así intentar motivar a nuestros vecinos y lectores en la búsqueda y reconocimiento de nuestros antepasados.

Fig1. Ubicación de las huacas del distrito de La Victoria.


¿Cuáles son y dónde las encontramos?

La Huaca más conocida es llamada SANTA CATALINA y como dice su nombre se ubica en la urbanización del mismo nombre en el parque Boy Scouts. Actualmente se encuentra bajo la administración de la municipalidad de La Victoria y es posible visitarla ya que además cuenta con un museo de sitio en donde podemos ver diferentes piezas de cerámica y otros materiales hallados en las excavaciones arqueológicas realizadas allí. La huaca Santa Catalina es una gran edificación formada por plataformas a diferente nivel, es de planta cuadrangular y como ya habíamos dicho sus muros están elaborados con barro. Destaca un pequeño friso en plano relieve que representa la figura de un felino. Esta huaca fue restaurada casi íntegramente en la década de los años 70 por Ghersi y Zegarra, es por ello que podemos observar claramente muros altos, plataformas, escaleras, rampas y recintos.

Fue construida por los Ichma, sociedad que pobló el valle bajo del Rímac (lo que hoy es en gran parte Lima Metropolitana) entre los años 1100 d.C. y 1450 d.C., posteriormente remodelada y reutilizada en época Inca. Tuvo una función ceremonial/administrativa evidenciada por la presencia de adornos murales y depósitos de alimentos llamados colcas.

Fig2. Plano de delimitación de Huaca Santa Catalina.


La Huaca BALCONCILLO se ubica en el parque Antonio de la Guerra en las cercanías de la Urbanización del mismo nombre. Actualmente se encuentra protegido por los vecinos de los alrededores quienes mandaron a construir su actual cerco perimétrico. También es conocida como Santa Catalina 2 por estar muy cerca de la huaca Santa Catalina ubicada a solo 750 metros al sur.

El sitio abarcaba mayor área pero fue recortado en todo su perímetro por la inmobiliaria que urbanizó el sector en la década de los años 70. En esa misma década Humberto Ghersi realizó trabajos de limpieza y conservación aunque en menor intensidad que los trabajos en huaca Santa Catalina. Actualmente se conserva como un pequeño montículo pero se pueden ver los muros de barro elaborados con la técnica del tapiado que forman recintos cuadrangulares.

También fue construida en época Ichma (1100 d.C. y 1450 d.C.) pero por evidencia de cerámica Inca halladas en los trabajos arqueológicos se cree que fue reutilizada en época Inca. Probablemente tuvo una función administrativa.


 Fig3. Plano de delimitación de Huaca Balconcillo.


La tercera huaca se llama FELICIA GÓMEZ y es la menos conocida de las tres, quizás debido a encontrarse dentro de las instalaciones del IESTP “Arturo Sabroso” y no ser visible desde la calle. Se ubica en prolongación Raimondi cuadra 10 y recibe su nombre del Instituto Industrial Femenino N°2 “Manuela Felicia Gómez” que funcionó allí hasta la década de los años 80.

El sitio se conserva como un montículo de 4 a 5 metros de altura. Está cubierto por rocas canto rodado y tierra. Pero en algunos partes sobre todo en el lado sur se pueden ver las cabeceras de los muros de barro, confirmando que se trata realmente de un edificio que fue cubierto posteriormente. Aunque no se han realizado trabajos de investigaciones arqueológicas en este sitio se cree que fue construido en época Ichma y reutilizado posteriormente por presencia de fragmentos de cerámica Inca hallados en superficie.

Lamentablemente algunas autoridades del instituto que lo alberga se resisten a creer que se trata de un edificio de barro de época prehispánica y en consecuencia de su importancia, utilizando el espacio como depósito de muebles en desuso y otros deshechos del instituto. Contribuyendo a su ya deteriorado estado de conservación.


 Fig4. Plano de delimitación de Huaca Felicia Gómez.


¿Y las huacas destruidas?

En el año 1985 se publicó uno de los inventarios de sitios arqueológicos o monumentos más importantes de Lima, un esfuerzo conjunto entre la Municipalidad de Lima y el Instituto Nacional de Cultura (INC). En este se anexa un listado de los monumentos destruidos durante el siglo XX. Por supuesto es un recuento aproximado ya que la destrucción sistemática de monumentos inició desde la colonia y lamentablemente no se ha detenida en la actualidad.

Según este importante documento en el distrito de La Victoria existieron otros monumentos más que fueron destruidos durante la primera década del siglo XX. Existió una huaca sin nombre en el cruce de las avenidas 28 de Julio y Prolongación Andahuaylas, demolida en el año de 1902. Otra huaca sin nombre se ubicaba en una esquina del cruce de las avenidas 28 de Julio y Petit Thouars en lo que actualmente es una agencia del banco de La Nación, fue demolida en el año de 1910.

Más recientemente entre finales de los años 70 e inicios de los años 80 fue invadido un conjunto arqueológico poco conocido en el sector de Cerro El Pino. Aquí existieron paredones de barro, aterrazados y otras estructuras que ocupaban las laderas y parte de la cima del cerro que abarcaba una extensión aproximadamente de una hectárea. Lamentablemente fue paulatinamente invadido y destruido. Es probable que queden restos de muros escondidos entre las casas y pasajes pero el conjunto se ha perdido.

Fig5. Vista de paredones en las faldas de Cerro El Pino (Ravines, 1985:96).


Como han podido leer en este pequeño recuento como ciudadanos tenemos la responsabilidad de conocer ese patrimonio escondido y es también nuestro deber exigir a las autoridades locales que asuman su propia responsabilidad en velar y proteger de manera efectiva nuestras huacas para no repetir errores pasados y contribuir a su desaparición.


En esta primera parte nos hemos centrado en reconocer ¿cómo se llaman, cuáles son y dónde están? nuestras huacas victorianas, en un próximo capítulo nos adentraremos un poco más en el conocimiento de ¿quiénes las construyeron?, también abordaremos en esencia el contexto geográfico del valle del Rímac y las condiciones que permitieron su desarrollo.

Si quieres conocer un poco más de las huacas de La Victoria te recomendamos visitar nuestro mapa virtual, y si quieres conocer más de las huacas de Lima te dejamos esta nota acerca del patrimonio mapeado en donde podrás encontrar las huacas de tu distrito.


Alberto L. Tapia Méndez (PLO)



Si usted desea agregar información de interés no dude en contactarse con nosotros a nuestro correo electrónico: cuidatuhuaca.plo@gmail.com

lunes, 6 de julio de 2020

NUESTRAS HUACAS OLIVENSES HOY: ¿QUE HACER?

De la situación de abandono de nuestros sitios arqueológicos ya se ha hablado infinidad de veces, toca subir los siguientes peldaños y avanzar. Acerca de la situación de las huacas de Lima ya nos hablaban Tello y Agurto entre muchos otros. Sin embargo, en los años siguientes –todos- hemos sido testigos de ese olvido, de esa decidía, de ese abandono. ¿Qué hacemos? ¿Cuál es el camino que se debe seguir para que nuestro patrimonio deje de estar en esa situación?

En los últimos 20 años esos caminos se han hecho evidentes con proyectos de puesta en valor o puesta en uso social de sitios arqueológicos que parecían ser imposibles de recuperar para nuestra ciudad, casos como las huacas del Parque de Las Leyendas o el Complejo Arqueológico Mateo Salado son los más conocidos por la mayoría de la población, pero, aunque el fin es similar el camino no es necesariamente el mismo para cada sitio porque cada uno se enmarca dentro de una realidad socioeconómica, cultural,  educativa y social diferente. Pero entonces ¿Qué debemos hacer?

Como arqueólogos entendíamos que lo primero era realizar un inventario y un diagnóstico sobre la situación actual de los sitios arqueológicos de nuestro distrito, para elaborar un documento y entregárselo a las autoridades municipales. Es decir informar y poner sobre aviso a nuestras autoridades con el fin de evitar la siempre excusa de no conocer los sitios arqueológicos y evitar que se continuara su destrucción. Y así lo hicimos. Dicho documento fue entregado en mesa de partes de la Municipalidad de Los Olivos (MDLO) un 25 de julio del 2005 que puede ser consultado en nuestro Blog y eventualmente hemos facilitado directamente el PDF según nos lo han solicitado diversas personas del medio. Desde entonces uno de nuestros objetivos ha sido evitar la destrucción de cualquiera de las siete zonas arqueológicas del distrito, lo cual en ocasiones ha involucrado que realicemos denuncias policiales para detener dichas acciones. En esta labor continuamos.


Desde nuestros inicios, nos trazamos ese camino nutriéndonos de las experiencias de otros, de nuestra misma práctica y los lineamientos legales existentes. Han pasado 16 años y observamos que nuestro accionar sigue siendo vigente y cada vez que alguien se ha acercado a nosotros buscando alguna recomendación hemos compartido nuestra experiencia de ese camino; lamentablemente continuarlo no depende de una sola persona y de su pasión, sino que involucra una serie de voluntades que contribuyan a seguir avanzando y lamentablemente estas no son inmediatas.
En nuestro caso, desde que estuvimos cara a cara con ese abandono, fuimos planteando diversas propuestas de proyectos de gestión cultural para cada sitio arqueológico del distrito, sin embargo todas se encontraban con una primera barrera: fuere cual fuere el presupuesto logrado ya sea público o privado para intervenir un sitio arqueológico éste debía de contar con saneamiento legal, dicho de otro modo, debía contar con un área intangible oficializada. Es decir, así como nuestras casas, debía contar con un plano donde se especificará sus límites exactos, el cual además, debía constar en registros públicos. Ok ¿Y cómo se hacía esto? Con un proyecto arqueológico de delimitación, que hasta la expedición de la respectiva resolución podía tomar por lo menos seis meses a más, o por oficio en el INC (en ese entonces ahora Ministerio de Cultura) pero llevaría mucho más tiempo.

Corría el año 2005 y para nosotros era imposible llevar a cabo dichos proyectos de delimitación, porque involucraban presupuestos que escapaban de nuestras posibilidades, y surgía aquí otra pregunta ¿A quién le correspondía realizar dichos proyectos de delimitación?. En realidad quién tuviera el dinero y quisiera destinarlo podría hacerlo, mientras se realizara y cumpliera bajo la normativa pertinente. El presupuesto superaba en varios miles de soles por sitio arqueológico, requeriría al menos diez personas cada uno, más el tiempo de trámite y ejecución.

En resumen, dependía de varias voluntades. Durante el año 2006 solo pudimos llevar a adelante la delimitación de la Huaca Aznapuquio con el apoyo del arqueólogo Pedro Espinoza. En los años siguientes, el INC cumplió de oficio con la delimitación de algunos sitios y años más tarde por otros caminos se fue concluyendo la delimitación de otros sitios más. Para el año 2014, todas las huacas olivenses contaban con dicha delimitación y la mayoría presentaban  su demarcación con hitos.

Hoy las huacas olivenses cuentan con una delimitación oficializada, con sus respectivas resoluciones y planos que pueden ser solicitados a la oficina de Catastro del Ministerio de Cultura, es decir se encuentran aptas para llevar adelante diferentes proyectos como por ejemplo proyectos de inversión pública. Cabe señalar que el Ministerio de Cultura (MINCUL), cumple con enviar a cada municipio copia de cada una de las resoluciones emitidas vinculadas a los sitios arqueológicos y comunicar a las diversas instancias pertinentes para su registro.

Toca entonces, preguntarnos nuevamente ¿Qué hacemos?

El MINCUL como ente normativo ha cumplido con el ámbito legal que le corresponde y difícilmente podrá destinar presupuesto para todas las huacas de Lima, así que la otra institución a quien le toca cumplir con su labor es la Municipalidad de Los Olivos (MDLO). La recuperación directa y efectiva de nuestras huacas olivenses le corresponde en primera instancia a la autoridad local, destinando los recursos necesarios para dichos fines, tanto humanos como económicos, de forma sostenida, sin pretensiones políticas, cumpliendo lo que indica la Ley Orgánica de Municipalidades.

Desde nuestra experiencia como vecinos olivenses y gestores consideramos que nuestra labor como ciudadanos no es otra que la de exigir a nuestras autoridades que cumplan con su labor, y en lo específico centrar esfuerzos en: primero, hacer cumplir las resoluciones de intangibilidad e  incorporar en sus planes anuales el mantenimiento permanente que involucre limpieza y señalética básica de cada sitio arqueológico, y segundo, destinar presupuestos responsables y respetuosos que involucre la gestión de cada sitio arqueológico. Los programas educativos y de sensibilización son necesarios y deben ser permanentes sin embargo las experiencias de estos últimos 20 años nos enseñan que no son suficientes mientras las instituciones competentes no cumplan debidamente con sus responsabilidades.

Estas gestiones también se pueden llevar adelante con fondos privados, finalmente es eso lo que hacen las iniciativas ciudadanas que trabajan con fondos propios, pero en ningún caso los gobiernos municipales deben quedar exentos de sus responsabilidades.

Finalmente el trabajo de organizaciones ciudadanas como el Club de Historia Huaca de Oro, Circulo Ciclista Protector de Las huacas o Cuida Tu huaca PLO son complementarias a la intervención misma, pero sin presupuestos jamás podremos ver renacer nuestras huacas.

Karen M. Luján Neyra (Cuida Tu Huaca PLO)